domingo, 16 de octubre de 2016

El lenguaje de la ruptura: "empoderamiento" y "meritocracia"


La fragmentación va ganando territorio día a día. ¡Viva la ruptura! ¡Abajo la unión!
Del “¡Divide y vencerás!” al “¡Divididos venceremos!”


Lo explica muy bien Juan Manuel de Prada en su artículo “División” de El País Semanal (9/10/2016)

[...]La división la hallamos hoy en todos los órdenes de la existencia humana: en el orden político, a través de una demogresca constante que alimenta las tendencias disgregadoras y separatistas; en el ámbito doméstico, convirtiendo las familias en campos de Agramante donde las rupturas y violencias se han erigido en el pan nuestro de cada día; y hasta en el seno de la propia persona, enturbiando su conciencia de los modos más desquiciados, haciéndola sentir incluso extranjera en su propio cuerpo[...]

No nombra Juan Manuel de Prada el ámbito educativo, pero sin duda es uno de los frentes más activos en el avance del rupturismo, en forma de "innovación" o "nueva educación". Y nos trae consigo su propio lenguaje, su propio vocabulario. Veamos algún ejemplo:

Empoderamiento. Calco del inglés empowerment, significa “dar poder”, “otorgar poder” a un colectivo. Como verbo es “empoderar” (del inglés “to empower”).

Gracias a la hemeroteca de La Vanguardia podemos seguir el nacimiento y evolución de este palabro (el número de veces que aparece en este diario concreto a lo largo de los años)


Nace bien entrado el siglo XXI y muestra un crecimiento impresionante.

En el 2007  Jose Antonio Marina lo utiliza refiriéndose a las ciudades, a la  potenciación de la participación ciudadana urbana (La Vanguardia del 27/5/2007)

[...]Los políticos deben tener claro que hay un poder legítimo y un poder ilegítimo. El ilegítimo se ejerce disminuyendo las posibilidades de los demás. Limitando su información, dificultando su iniciativa, disuadiéndole de emprender, aumentando su desánimo y su escepticismo, entonteciéndole con subsidios. El legítimo, por el contrario, se ejerce aumentando sus posibilidades de acción. Los politólogos anglosajones insisten en el concepto de ‘enpowerment’ como clave del desarrollo social. Es una palabra de difícil traducción, porque ‘empoderamiento’ suena fatal. Prefiero una paráfrasis: aumentar la posibilidad de influir y de ejecutar. El gran antídoto de la corrupción es el protagonismo ciudadano. Por eso es tan importante animar a la participación, en las elecciones y fuera de las elecciones.[...]


Meritocracia. Sistema de gobierno en que los puestos de responsabilidad se adjudican en función de los méritos personales.

La hemeroteca de La Vanguardia nos muestra una vida más longeva, comenzando en los años 70. ¿Acaso antes de los 70 no se exigían méritos?


Y podemos encontrar ambos términos en una misma frase el pasado día 15/10/2016 en un artículo de La Vanguardia:


Recordemos que el pasado día 12 de octubre, fiesta nacional de España, algunos concejales del ayuntamiento de Badalona se rebelaron contra el carácter festivo de la jornada y abrieron las dependencias municipales. Incluso rompieron ante las cámaras la orden judicial que les exigía mantener el ayuntamiento cerrado. Los funcionarios públicos de dicho ayuntamiento, obligados por ley a descansar ese día, no participaron en este acto, bien sea por decisión propia o por sensatez de los mismos políticos rebeldes (“los ediles recomendaron a los empleados dispuestos a trabajar, una minoría, que regresaran a casa. No podían garantizar su seguridad jurídica”).

Pero este suceso plantea los límites de la rebeldía política cuando hay funcionarios implicados. En un contexto de ruptura institucional ¿A quién tendrán que obedecer los funcionarios? ¿Hasta qué punto se pueden posicionar?

El diario pide la opinión de dos destacados expertos en la materia: Carles Ramió (catedrático de Ciencias Políticas y ex director de la Escola d’Administració Pública de Catalunya)  y José Javier Cuenca Cervera, subdirector general de l'Institut Valencià d'Administració Pública (IVAP).

La respuesta es sorprendente, puro lenguaje rupturista. Ante la ruptura ¡Más ruptura!

Tanto Ramió como Javier Cuesta(sic) coinciden en que un cuerpo funcionarial “empoderado”, no precarizado y donde prime la meritocracia podrá garantizar mejor su independencia del poder político, sea del signo que sea. Una forma también de luchar contra la corrupción.

¡Ah! En vez de conservar, mantener y respetar... ¡remover y zarandear! Ya sólo nos queda saber en qué consiste el empoderamiento funcionarial, su desprecarización y el primor meritocrático. Es decir, queda todo por saber. ¿cómo será esto del empoderamiento? ¿Como cuando te pica una araña radioactiva y adquieres los poderes de la araña? El rupturismo tiene el futuro garantizado ¡hay tantas cosas por romper!¡Tantas cosas en las que meter la zarpa!

Igual que ha pasado en educación, nos espera una era de empoderadores, expertos en empoderamiento, gestores el cambio empoderal, así como meritólogos y meritologistas, para mayor prosperidad de ellos mismos y la mayor ruina de todos.

Y las mismas falacias tautológicas ¿Cómo se empodera al empoderador? ¿Quién decide los poderes? ¿Quién merita el meritador?

El artículo "L’escola pública en mans de la nova filantropia" (Núvol, 7/10/2016) sobre el chiringuito político-educativo Escola Nova 21 nos muestra a las claras en qué consiste el "empoderamiento" de la escuela pública catalana: Externalización, privatización, precarización...

"Escola Nova 21 ha sabut materialitzar en un projecte concret allò que estava en el cap i en el cor de moltes persones. I ho ha sabut fer en el moment més idoni. Durant el curs 2010-2011 la inversió del Departament d’Ensenyament en formació permanent del professorat de la pública va ser de 8.189.460 euros. Quatre cursos més tard, el 2014-2015, ho va ser de 181.000 (gairebé el mateix que la Diputació de Barcelona dedicarà al projecte Escola Nova 21). És a dir, en quatre anys, la inversió pública en el reciclatge del professorat d’infantil, primària i secundària de Catalunya ha descendit un 97,78%[...]"



1 comentario:

  1. Meritocracia y empoderamiento son palabras que suenan mal en castellano.
    Probablemente porque la misma estructura del lenguaje es incompatible con ellas.
    La cultura en la que estamos inmersos, y que además hemos tenido el atrevimiento de exportar a otros continentes es intrínsecamente contraria y reacia a considerar la posibilidad de conceder el poder a las personas más preparadas. Esto se ha conseguido a lo largo de siglos modificando previamente el significado de la palabra mérito.
    El mérito en nuestra cultura, no es real. El mérito en nuestra cultura sólo existe sobre el papel. Y un legajo de estos papeles constituye un mérito inapelable.
    Pero sin ninguna relación con los méritos reales, es decir realizaciones reales que se puedan comprobar en el mundo real.
    En cuanto al empoderamiento, es realmente mucho más reciente. Respecto a la educación, en su orígen tenía relación con el empoderamiento de los alumnos.
    Sencillamente se trataba de empoderar a los alumnos, en el sentido de darles herramientas para poder aprender mejor. Por ejemplo, sería que pudieran tener una calculadora en clase para poder comprobar sus cálculos en la clase, para evitar la posibilidad de ser humillados públicamente por el profesor y el resto de alumnos en caso de algun lamentable error.
    El sistema educativo en el que estamos inmersos es también absolutamente reacio al empoderamiento de los alumnos. Porque la humillación pública, es una útil herramienta para el mal profesor.
    La humillación pública es tambien la herramienta preferida de los alumnos acosadores.
    Seguramente por ello, en los casos de maltrato y acoso en las escuelas, ni la dirección, ni los profesores, ni la mujer de la limpieza de la escuela, nunca jamás se dan cuenta de hechos evidentes. Pero sin duda impostadamente desconcertados, se interrogan entre ellos en el triste funeral del alumno acosado.

    ResponderEliminar