domingo, 19 de febrero de 2017

Nueva educación catalana: La concertada escupiendo el esqueleto de la pública

El imparable proceso de independencia de Catalunya, basado en alentar un sano y natural amor per la nostra terra, Catalunya, ha encontrado la mitad del trabajo hecho: una España en la que el patriotismo es una palabra tabú, una palabra maldita. Catalunya será el primer estado de Europa en alcanzar la independencia por incomparecencia del adversario.

La educación catalana se basa en un único principio: Hacer todo tan diferente de España como se pueda, y la educación española se basa en el principio de... No, la educación española no se basa en ningún principio, pues sin patriotismo es imposible construir nada parecido a un sistema educativo. La educación catalana es rematadamente mala, por lo tanto mejorable. Pero la española brilla por su ausencia. A los hechos me remito: las leyes educativas españolas se van sucediendo unas a otras, todas iguales a sí mismas en su impotencia manifiesta para alcanzar la menor aplicación real. Llegando al extremo de la última ley educativa, que nació muerta. El gobierno de España se inventa ahora el patético “pacto educativo”, que es una forma como otra cualquiera de aceptar su incapacidad legislativa.

Y sin embargo, más allá de esta dialéctica de opuestos, en ambos casos encontramos una enorme similitud en lo fundamental: El sistema educativo es algo demasiado grande, y se impone su desmantelamiento. Hay que romperle el espinazo, destruirlo, trocearlo,  y sobretodo, integrarlo dentro de la lógica empresarial neoliberal. El sistema educativo debe dejar de ser una institución para convertirse en una organización.  La educación debe ser entendida o bien como una inversión capitalista en el futuro laboral de los hijos o bien como un producto consumista, y en cualquier caso debe regirse por las leyes del mercado: La “oferta y la demanda” educativa. En esto coinciden plenamente los gobiernos español y catalán.

El sistema educativo se encuentra obligado a atender las demandas educativas de los padres. La Administración liberada ¡por fin! de la ingrata tarea de generar un currículum nacional de contenidos y de valores. ¿A qué quedan reducidas las “demandas educativas” cuando la Administración se desentiende, cuando traiciona su principal objetivo? A un catálogo IKEA de miedos y caprichos pequeñoburgueses.

Copio aquí el índice de ítems que El Periódico de Catalunya del pasado sábado nos ofrece en una detallada “guía para padres buscando escuela para sus hijos” (que tanto valdría para un colegio como para un club de golf, o un McDonald)

- Proximidad: compañeros de aula y vecinos.
- Equipo docente: maestros que no mandan deberes.
- Diversidad: aprender del alumno distinto.
- Amigos: al final, una opinión que importa mucho
- Coste: públicas tan caras como las concertadas.
- Continuidad: el salto de primaria a ESO.
- Conflictos: ¿sabe la escuela plantar cara al acoso?
- Proyecto lingüístico: la enseñanza del inglés.
- Instalaciones: espacios bien iluminados.
- Extraescolares: Actividades en el mismo cole.
- Tecnologías: ¿Pueden llevar móvil a clase?
- Valores: de la religión al medio ambiente.
- Ampa: la voz de las familias.
- Reputación: estigmas que marcan.


Naturalmente, no encontraremos rastro alguno del aprendizaje, de la transmisión de conocimientos. “Si cree usted que la educación es cara, pruebe con la ignorancia”. La cita de Curtis Bok tomada muy en serio por la Administración ¡Vamos a probar con la ignorancia! ¡Y encima van a pagar por ella!

De entre tanto ítem destacaría tres especialmente significativos, especialmente graves:

"- Coste: públicas tan caras como las concertadas. Salvo para quienes tienen beca, lo habitual es que las familias tengan que pagar algo (muchas veces testimonial) para ayudar a sufragar los materiales usados en clase o para que el ampa pueda organizar actividades. El precio no tiene por qué ir relacionado a la titularidad del colegio: hay escuelas públicas, según denunció el Síndic de Greuges, que cobran más que algunas concertada."

Existe todavía un papel llamado “Constitución Española” que afirma categóricamente que la educación obligatoria (esto es, hasta los 16 años) debe ser gratuita. Da igual. Los medios de comunicación se encargan de dejar claro lo contrario: La educaciónb de tus hijos la vas a pagar de tu bolsillo (por mucho que denuncie el Síndic de Greuges).

"- Tecnologías: ¿Pueden llevar móvil a clase? Cada vez resulta menos extraño ver tabletas u ordenadores portátiles sobre los pupitres de los alumnos. Son, en definitiva, una herramienta de trabajo más. También lo son en algunos institutos los teléfonos móviles. Lejos de prohibirlos, hay centros que defienden que, si el alumno aprende a hacer un buen uso, puede usar su ‘smartphone’ en clase."

El terriblemente efecto que los móviles y redes sociales están teniendo en nuestros jóvenes y niños es la consecuencia directa de una Administración educativa que prefiere mirar para otro lado, que prefiere no molestar los intereses bastardos de las grandes empresas de telecomunicaciones. Que el uso de los móviles es algo totalmente pernicioso para nuestros jóvenes lo sabe todo el mundo excepto la casta de pedagogos al servicio de los políticos al servicio a su vez de los intereses bastardos y embrutecedores de las multinacionales. Se deben prohibir tajantemente los móviles en las escuelas, y esto sólo lo puede hacer una Administración fuerte. No es el caso español ni catalán.

"- Reputación: estigmas que marcan. Una condena por no haber sabido detectar un caso de 'bullying' o la presencia de un profesor pederasta pueden marcar (para mal) la reputación de un colegio. A veces, una escuela simplemente es rechazada por las familias porque tiene muchos inmigrantes. Entonces, la Administración suele intervenir para tratar de mejorar su imagen."

Esto viene a cuento porque el ayuntamiento de Barcelona ha amenazado con suprimir el concierto con las escuelas Maristas por haber ocultado durante años los casos de abusos sexuales cometidos por ciertos profesores de dicha escuela. Sólo un pacto JuntsxSi y PP podría evitar su cierre. No, la Administración no está para “mejorar la imagen” de nadie. Está para evitar que casos así se produzcan, y esto pasa por cancelar de forma tajante el concierto con cualquier escuela que “por imagen” oculte dichas conductas. Qué vergüenza ver a la Administración reducida a un papel de lavado de cara de escuelas concertadas con casos de abusos sexuales.

El diario Ara nos ofrece un artículo similar, aún más bochornoso si cabe, del que destacaría los siguientes párrafos:

'[...]PÚBLICA? CONCERTADA? És la gran pregunta que es fan molts pares. La Laura i el Marc no són l’excepció. Entre els tres centres que a priori els agraden més, dos de públics i un de concertat, es decanten pel concertat. Els motius? Perquè hi ha una nova direcció que ha impulsat el treball per projectes i perquè el coneixen bé, ja que el Marc hi va estudiar. La part negativa d’aquesta elecció és el cost: 300 euros al mes amb el menjador inclòs, més del doble que a la pública. Els experts mantenen que a l’hora de fer aquesta elecció els pares han de tenir clar què significa que un centre sigui públic, concertat o privat, o que sigui confessional o no, i ser conseqüents. “S’ha de ser coherent amb els principis i valors de cada família”, deixa clar Bautista. Buxarrais no està d’acord amb el “mite” que les concertades o privades ofereixen una millor educació. “Que sigui pública o concertada és només una qüestió legal. Actualment, en la majoria dels casos, el perfil dels grups de professors dels dos tipus de centre són molt similars. Pagar més, doncs, no vol dir necessàriament aprendre més”.[...]'

Lo dicho: La escuela concertada (privada) escupiendo el esqueleto de la escuela pública.
 

Y los consabidos elogios sobre “Escola Nova 21”:

[...]La pedagoga també és partidària d’apostar per centres innovadors, com els que agrupa el programa Escola Nova 21, impulsat per la Unesco, la Fundació Jaume Bofill, la UOC i l’Obra Social La Caixa.[...]

No. El programa Escola Nova 21 no está impulsado por la Unesco. En todo caso estará impulsado por la cosa “Unesco Catalunya” que es otro de los inventos del señorito Eduard Batllori, que se apropia con todo el descaro del mundo del nombre “Unesco” para algo que no tiene nada que ver con la Unesco, como él mismo reconoció sin pudor alguno en TV3:


 

En este pequeño fragmento de vídeo está todo explicado: La cuestión nacional, el reconocimiento internacional de una nueva nación. Patriotismo, un cierto tipo de patriotismo, pero patriotismo al fin y al cabo.

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